Friday, August 15, 2014

Anécdotas dominicales

Niño espabilado: estaba camino del super cuando un niño pijo de unos 6 años me ha preguntado muy educadamente si le podía acompañar a la tienda GAME a comprar un juego, que le habían dicho que le tenía que acompañar un adulto y su madre estaba por ahí a sus cosas. Pijo tenía que ser, como su madre; a su edad yo no tendría 60 euros de cash para comprar juegos ni la verguenza para pedir a un desconocido que me acompañara a comprarlo.... al salir del super me asomé por la tienda GAME a ver si estaba y lo ví con una señora; me quedé pensando si sería su madre o una completa desconocida.

Marido florero: en el super, cuando esperaba en caja, un matrimonio estaba sacando las cosas del carro, él con una barrigota prominente se limitaba a sujetar el carro, lleno hasta arriba, (qué haríamos sin él?? podría salir rodando el carro por ahí y atropellarnos a todos) mientras la mujer ponía todos los productos en la cinta. Pobre mujer... 

Superabuela: llegando a casa veo a una vecina de unos 75 años que está intentando abrir la puerta del portal, que ultimamente es bastante complicado que la llave funcione. Como yo le tengo pillado el truco empiezo a sacar la llave y voy al rescate cuando veo que la señora agarra el pomo con firmeza le da un golpe de gracia y abre la puerta a la primera! por supuesto la felicité y le dije que la llamaría cuando tuviera algún problema con mi cerradura :ppp

Programación T5: llego a casa, y en la guía de programación de la tele me encuentro esto en T5: Cine en Familia: Pretty woman" --> no hay mejor película para ver en familia y enseñar a tu hija cómo triunfar en la vida siendo una puta...

Vídeos de primera


El otro día paseando por el Juan Carlos I me encontré a la típica familia que sale a pasar la mañana en el parque. La escena era de película, la madre con el carrito llevaba al más pequeño, y otro de los hijos hacía sus pinitos con su bici de juguete, de esas con ruedas superanchas que se quedan de pie solas. El padre lo grababa en vídeo para la posteridad, y como me hizo gracia me quedé observando la escena. El peque avanzaba despacito muy emocionado con su bici pero de pronto dió un traspiés y se cayó... por un momento pensé que el padre dejaría de grabar y acudiría al rescate pero no, siguió grabando sin pestañear. El niño empezó a llorar, caído en el suelo y el padre seguía grabando, sin mover un dedo. Ante la pasividad del padre me dispuse a acercarme a recoger al peque pero ya vi que la madre, al ver que el padre no movía un dedo, se acercó con el carrito para auxiliar al peque. A lo lejos estaba otro hijo de la familia, que ya que se movía con soltura con la bici porque ésta tenía ruedecitas de apoyo. Le hacía señas a su padre para llamar su atención y que le grabara también en video. Pero el padre ni caso, seguía grabando al pequeño en el suelo llorando; supongo que un niño ya suelto con la bici no tiene gracia grabarlo en video, porque no se va a caer... ¿o tal vez sí? ¿Habría saboteado las ruedecitas de la bici para que se cayera también el mayor? Y ya pensando mal... ¿habría saboteado la bici de ruedas superanchas del pequeño para poder grabar la caída y poder enseñarla luego orgulloso?... con estos pensamientos me fuí alejando de la escena preocupado por la integridad de esas pobres criaturas en manos del padre malvado con su videocámara...

La revisión


Hacía dos años que no aparecía por allí. Según subía los escalones del metro Diego de León que me dejaban al nivel de la calle, aquel edificio enorme de aspecto rancio y algo universitario acaparó toda mi atención con sus ventanales desnudos y su iluminación de fluorescentes. Siempre que lo veo me impresiona. El Hospital de La Princesa ya forma parte de mi vida desde hace 12 años y lo que me queda, o no, que con el intento de privatización que ha sufrido temí que me mandaran a otro. Afortunadamente eso ya pasó y me han dado cita para casi todas las pruebas allí. Hoy tocaba extracción de sangre, mi favorita. Siempre voy con miedo a que me toque un principiante que no me encuentre la vena o le tiemble el pulso y acabe perforándome todo el brazo con la aguja. Recuerdo una vez que escuché a una de las enfermeras comentar a la compañera algo así como "No sé qué pasa hoy que todos los que me tocan tienen la vena escondida"..y yo pensé para mis adentros "¡¡chiquilla!! ¿¿no será que el problema lo tienes tú y no la gente que te toca??? menos mal que ese día me tocó otra.
Como ya me sé el camino, entré en el edificio y fuí directo por el pasillo central al fondo, pasando junto a la cafetería, capilla y ascensores y subí a la primera planta donde encontré el mismo panorama de siempre: una sala de espera enorme llena de personas mayores inquietas unas, resignadas otras, esperando que empiecen los turnos. En las citas de extracciones, al menos en este hospital, aunque te citen a una hora concreta, en mi caso a las 8:00, también citan a esa hora a 200 personas más, y por tanto hay que coger número y sentarse a esperar a que te llamen. Llegué 15 minutos antes y ya tenía unas 50 personas por delante. Como me olvidé llevar un libro para estas esperas de hospital, me senté y me dediqué a observar a la gente. Justo en frente de mí había una chica que por sus rasgos me pareció peruana, parecía dormitar con los ojos cerrados mientras se mantenía en un equilibrio inestable. Agarraba su número en la mano y se tambaleaba como un balancín. Detrás de mí escuché a una señora mayor que le explicaba a su marido o a su padre cómo se organizaban allí con los números. Por el pasillo principal apareció una gitana empujando una silla de ruedas. Parecía perdida, no sabía donde ir y pasó de largo. Pasadas las 8 aparecieron los enfermeros / celadores que se encargan de poner orden y empezaron a llamar a la gente: "los del sintrón que se vayan poniendo en cola"... En cuanto la gente ve movimiento se acercan a la cola e intentan posicionarse para entrar de los primeros. No escuchan a los celadores o no quieren escucharlos "los del sintrón que se vayan colocando" "a ver, usted, ¿me enseña el volante? Señora usted tiene que coger número y esperar que la llamemos, los del sintrón entran antes que el resto" "apartense del pasillo por favor" "dejen la entrada libre"... la peruana hace un amago de caerse pero en el último momento se endereza.. la gitana vuelve a pasar con la silla de ruedas y al ver movimiento se acerca... "a ver señora, ¿me enseña el volante?" "¿hay algún diabético esperando? que pasen primero" "los del sintrón pasaron ya todos?"... una y otra vez la gente se agolpa en la entrada y los enfermeros tienen que poner orden continuamente. "A ver, del número 210 al 220 que se vayan acercando" Ya casi es mi turno. Me pregunto qué número tendrá la peruana durmiente, intento mirarlo pero lo tapa con la mano, espero que no se le pase el turno... Una anciana que está sentada cerca espera pacientemente y comenta "siempre hacen igual, ¿por qué no dejan el pasillo libre y esperan tranquilos como todo el mundo?" Parece veterana, creo que ha venido sola pero se la ve muy resuelta y profesional de estas pruebas, me pregunto si llegaré yo a su edad. Dicen mi número y me dispongo a levantarme para ponerme en cola pero antes echo un vistazo al asiento de la peruana, que para mi sorpresa está vacío. La veo pasar saliendo ya de la sala de extracciones sujetandose el algodón en el brazo. La tía tenía el radar puesto bien atenta a las llamadas y nos ha engañado a todos con sus balanceos peligrosos.
Entro a la sala y cruzo los dedos para que me toque un profesional de la aguja. Me llaman del puesto número 7 y allá que voy. Es un señor mayor, me saluda muy simpático y como siempre, intenta entablar una conversación con la víctima para relajar los nervios. Le aviso que me mareo con las extracciones y me dice "vaya, pues yo estoy practicando". Hago un amago de levantarme y cambiarme de puesto pero enseguida me dice que es broma, que es un "catedrático". Lo miro de arriba abajo y casi me convence. Intento tranquilizarme y miro al tendido apartando todo lo posible la vista del brazo torturado. El catedrático empieza a preguntarme por mi trabajo para distraerme y siento el pinchazo. Noto una bajada de tensión pero lo voy soportando. Pasan unos segundos eternos y de pronto me dice "ya está ¿no ha sido para tanto verdad?" No me lo creo del todo porque siento aún la aguja pero supongo que será sólo una sensación y miro mi brazo. Ahhhhhhh "LA AGUJA SIGUE AHÍ, CON UN TUBO ENORRRRRRRRRME LLENO DE MI SANGRE QUE ME ESTÁ DESANGRANDOOOOOO""" el H. de la Gran P.. me ha engañado!!!! intento controlar la situación y aparto rápidamente la mirada y espero que me saque esa cosa de mi brazo. La tensión parece que aguanta... Por fin me avisa, esta vez de verdad, que ya acabó todo. Recojo mi abrigo y con la mano presionando el algodón espero que no me deje moratones en el brazo. Salgo de la sala y dejo atrás a los viejetes que aún aguardan su turno. Parece que esta vez no me ha bajado tanto la tensión y no me tengo que sentar. Salgo del hospital y me despido de las agujas hasta dentro de 2 años... Según bajo las escaleras del metro me pregunto si la peruana dormirá igualmente en los trayectos de metro....

Metro de Madrid


No me gusta adentrarme en Madrid en coche por el absurdo temor a encontrarme atascos, conductores agresivos y luego no encontrar un aparcamiento cerca de mi destino; miedos que me provocan ansiedad y me arrastran casi sin darme cuenta a la boca de metro más próxima, donde me siento seguro de llegar sin ningún problema. Es más, cuando tengo que ir a una cita a una hora determinada calculo mentalmente el tiempo que tardará el metro en función del número de paradas y transbordos y normalmente llego bastante puntual. Ayer tocaba cerrar el ciclo de pruebas periódicas con la visita a la cardióloga que me lleva el expediente. Iba preocupado porque había intentado interpretar el resultado de algunas pruebas que me entregaron en mano (como hace todo el mundo) y vi cosas raras (como todo el mundo).
Normalmente llevo un libro para leer en el trayecto del metro y sobre todo para las esperas de las citas con la seguridad social, pero esta vez opté por escuchar música y observar a la gente que me rodea. Sí, me gusta observar a la gente, como visten, como se mueven, como se comportan... cotilla? tal vez un poco 
Entré a mi vagón y como me esperaban unas 8 paradas y había asientos libres me senté. Justo en frente me sorprendió una pareja de maris modernas extranjeras que vestían de negro de arriba a abajo. ¿Góticas? no, modernas que van a la moda de su pais, o barrio, o secta, a saber... Las observé un buen rato buscando un atisbo de color y nada, hasta los bolsos eran negros, de Loewe por supuesto.
Al empezar a moverse el vagón, se acercó una mujer a la zona en la que estábamos las maris modernas y yo y empezó a recitar su discurso ensayado para pedir limosna. Normalmente este tipo de personajes antes de la crisis eran grupos organizados de gitanas rumanas (creo) que con una voz lastimosa que parece que se están muriendo decían algo así como "unnnnnnnnaaaaa aaaaayuuuuuuuuuuuuuuuddddaaaaaaaaa piiirrrr faaaaaaaaaavoooooooorreee, noooooo tiiiiiiiiiinnnnnnnnngooooo nnnnnnnaaaaaaaadddddddddaaaaaa ppppppaaaaaraaaa ddddarrrrrrrrrr a mmmmmmmmmiiiiiiiiiiiisssss hiiiiiiiiiijoooooooooossss...." Insoportable el teatro que montan. 
Ahora con la crisis el panorama está cambiando al pobre nacional. Ya son españoles que en perfecto castellano y con mucha educación se presentan y piden limosna. Y esta mujer me sorprendió por su discurso: "Hola buenos días a todos, soy una madre de tres hijos que hace poco me he quedado sin trabajo y no tengo ningún tipo de ayudas, les agradecería que me ayudasen con lo que puedan, una pieza de fruta, tickets de comida, o ayuda económica. Muchas gracias." Cuando en mi mente estaba asimilando lo de la pieza de fruta y los tickets de comida, que nunca había escuchado antes, la mujer empezó a recitar su discurso en inglés!! ahí ya me remató la mujer, con un par, qué alto dejó el listón a la rumana gitana, que tendrá que apuntarse a un curso de inglés lastimoso.

Según se alejaba la mujer que pedía, se abrieron las puertas del vagón y entró una pareja de ancianos que rondaba los 90 años y empecé a estudiar su grado de movilidad / simpatía / necesidad para ver si les cedía mi sitio o no, que hay algunos mustios que hasta se molestan si les cedes tu asiento. Una de las maris reaccionó rápidamente, era moderna pero también educada, porque apartó uno de sus bolsos de Loewe que ocupaba un asiento para los viejetes. El anciano tenía la prioridad de sentar a su señora primero, que dejó en el lugar que antes estaba el bolso de la mari y luego él ya buscaría otro asiento. Ese gesto admirable que tuvo de "primero mi querida señora" despertó mi educación, aletargada por esta sociedad egocéntrica en la que vivimos, y me hizo levantarme de mi sitio y cederle mi asiento. El anciano me lo agradeció y se sentó. Yo me quedé de pie, a su lado. Al poco rato el hombre, preocupado porque me había quedado de pie, me avisó que se quedaban asientos libres cerca que yo podía ocupar. Que majo! Le dije que no se preocupara y continué de pie. Dos paradas más después se quedó libre justo el asiento junto al anciano y se levantó para traer a su señora a su lado. Dos segundos más tarde los pillé cogidos de la mano, que bonito!! con casi 90 años y aún se cogían de la mano... qué pocas parejas hace eso hoy en día... y lo bonito que es, y lo que significa.
Aún emocionado por ese gesto de los ancianos de viajar cogidos de la mano llegué a mi estación y abandoné el vagón dejando atrás a la pareja de maris modernas, que igual otro día me las encuentro todas de blanco, si cambia la tendencia en su país, barrio, secta..., a la señora que pedía piezas de fruta y a la pareja entrañable de ancianos.

La próxima vez que viaje en metro, miraré antes de salir de casa si tengo alguna manzana o plátano, por lo que me pueda encontrar allá abajo.

Por cierto, en el médico, contra todo pronóstico paranoico mío, todo bien, todo controlado. Próxima revisión en dos años.

Reunión de vecinos


Hoy tocaba, que horror, según se acercaba la hora menos ganas tenía de ir, pero ya había faltado a la última y no quería que se convirtiera en costumbre. Así que recogí el documento de la convocatoria con los puntos a tratar y me dirigí raudo y veloz a la iglesia de Santa Rosalía, donde habitualmente celebramos nuestras reuniones de vecinos.
Somos 89 vecinos pero normalmente no llegamos a reunirnos más de 20 personas. 
Aún recuerdo la primera reunión a la que asistí, hace más de 10 años, en la que entré novato y salí presidente, por sorteo!! entre 89 vecinos!!!

A las pocas semanas de aquella reunión me llamó el administrador para informarme que como presidente en funciones tenía que ir a un juicio para defender a la comunidad de un delito de injurias sobre un vecino (que había sido presidente por muchos años) y al que la última presidenta (que vendió su piso y nos dejó el marrón a los demás) había derrocado y denunciado por irregularidades en la gestión de la comunidad y llamó ladrón. Ahora el vecino nos pedía 100.000 euros por daños morales. Casi me desmayo cuando me lo contaba... Fui al acto de conciliación previo en el que le dije al vecino, que más tarde conocería como "el sicópata", que yo era nuevo pero no se me caerían los anillos si tenía que pedirle perdón de rodillas en nombre de la comunidad para que nos quitara la denuncia. Como era de esperar, no hubo acuerdo porque este elemento sólo buscaba el dinero. Así que tuvimos que esperar la resolución judicial que, gracias a Dios, quedó sobreseída o como se diga.
Así fue como conocí a Paco, el sicópata, que a partir de ahí, como presidente que yo era, cada vez que tenía oportunidad me empezaba a gritar y amenazar como loco que estaba. Yo por supuesto lo evitaba siempre que podía pero como está parado y le gusta quedarse por la portería no había forma de esquivarlo.

En otra reunión de vecinos este elemento en un ataque de furia le tiró una carpeta a un vecino, la carpeta le dio a un cuadro con la mala suerte que éste cayó en la cabeza de una vecina y por supuesto al final vino la policía... me río yo de la serie "aquí no hay quien viva".

Hace tiempo que ha cambiado, yo creo que se está medicando, hasta ha perdido peso. Ahora es más tranquilo, se exalta menos y ya no grita tanto, aunque sigue siendo igual se sinvergüenza. Siempre debe dinero a la comunidad y en la última obra que se hizo para arreglar la fachada no pagó su parte pero sí echó los papeles para que la Comunidad de Madrid le diera una subvención en compensación por la inversión de la derrama de la fachada, que no había pagado. Increíble pero cierto.

Paco por supuesto, estaba hoy en la reunión, para conspirar contra todos. Se tuvo que sentar a mi lado, pero como yo no le hice ni caso cuando empezó a hablar (es lo mejor con los locos, no hacerles caso) se arrimó a otro vecino que le reía las gracias. Menos mal!.

También estaba la señora Gloria, que le ha tocado ser vicepresidenta. Esta señora me encanta, cuando la veo con su carrito camino del supermercado, o donde quiera que vaya, siempre la veo tirando de su carrito. Me recuerda a mi madre, tendrá más o menos su edad. Cada vez que la veo miro si lleva el carro lleno para ofrecerme a llevárselo. 
Recuerdo un día llegando del trabajo que me encontré a los bomberos en la portería porque había venido una amiga suya a visitarla y al no responder al timbre se asustó y pensó lo peor. El bochorno que pasó la señora Gloria que venía del supermercado con su carrito cuando, al igual que yo, preguntó a los bomberos qué pasaba y se enteró que venían por ella. No paró de disculparse con todos los bomberos cuando salían... pobrecilla. Si la culpa era de su amiga!!

Echo de menos en las reuniones a una pareja de ancianos que siempre asistían juntos. Hace unos años el hombre murió y ella al quedar solita envejeció tanto en tan poco tiempo que apenas la reconozco cuando me cruzo con ella. A veces la veo con algún familiar que viene a cuidarla.

Otro que tampoco viene ya es el señor Sierra, que antes era tan participativo como el sicópata, de echo era con quien se peleaba en todas las reuniones. Con él y con su vecina la loca del 2º, que según cuenta es de una secta y lo está intentando volver loco con sus cánticos y su vandalismo comunitario. La verdad es que esta señora un poco loca sí está porque le da por abrir la ventana de los pasillos en pleno invierno y se va la calefacción por ahí, hasta ha quitado la hoja de la ventana para que no se pueda cerrar. Así acabó el señor Sierra echándole un vaso de agua a la cabeza y tirándola al suelo para después arrastrarla tirándole de las coletas . Vino la policía y creo que le pusieron una orden de alejamiento. El señor Sierra se justificó diciendo que no le tiraba del pelo, que sólo la ayudaba a levantarse (tirándole de las coletas!!). Al igual que el sicópata, desde que empezó a medicarse es otro. Ahora casi ni me reconoce y se le ve como ido, como ausente... me da un poco de miedo.

Y a la reunión no podía faltar la supernena: Chelo, una señora muy inquieta que últimamente se ha empeñado en hacerle la vida imposible al portero. Como el portero le cae bien a casi todos los vecinos al final siempre sale alguno que se enfrenta a Chelo para defenderlo. La verdad es que hoy se han superado: en cuando Chelo ha abierto la boca para criticar al portero un vecino la ha llamado solterona loca y ahí ya se han levantado y casi llegan a las manos. Otros vecinos han reaccionado rápido y se han levantado para separarlos y que no se repitiera lo de la última reunión, que no sé qué pasó porque no vine (tendré que enterarme). Ahí Chelo ha contraatacado diciendo que al vecino lo ha dejado la mujer por machista y que al menos a ella no la dejan, que es ella la que ha dejado a su novio ¿? Aquí el resto de vecinos nos hemos quedado muertos, sin saber qué decir... y el administrador ha intentado dar por terminada la reunión. La señora Chelo se ha marchado alterada diciendo que iba a comisaría a poner una denuncia porque la habían llamado loca solterona. Y yo me he venido corriendo a casa a paso ligero antes de que me alcance el sicópata para comentar la jugada de Chelo, que va a dar que hablar por mucho tiempo en los corrillos de portería.

me encantan mis vecinos

ups, qué barbaridad, hoy me pasé tres pueblos escribiendo....

y ya es hora de acostarse

hasta mañana!

Sunday, August 10, 2014

El abrazo del árbol de Mariela


Esta historia comienza hace un año cuando estuve de vacaciones en Tailandia y se me metió en la cabeza que no podía irme de allí sin experimentar personalmente el famoso masaje tailandés, que como todo el mundo sabe, te lo da una señorita lugareña vestida con los trajes regionales del país; tú te tumbas en una cama blanca super cómoda tipo chillout como las de las playas pijas y ella te masajea delicadamente la espalda con sus expertos pies. Nada más lejos de la realidad!!
Primero empezamos a buscar centros de masajes de confianza, y la verdad es que en la calle te los encuentras por todas partes pero éstos son sobre todo masajes de aceite (eróticos, como más tarde me explicaron), y yo quería el genuino, el verdadero masaje tailandés. Al final los que más confianza nos dieron fueron los de los grandes centros comerciales, Siam Paragon o MBK. Y allí en uno de aquellos megacentros comerciales entramos a un centro de masajes que parecía muy profesional. Al entrar nos atendió una señorita muy maja que me miró de arriba a abajo y pareció que hacía cálculos mentales a saber para qué. Llamó a una de sus chicas, que también me miró de arriba a abajo y luego desapareció, seguramente para ponerse sus trajes regionales, tal y como debía ser. En ese momento no tenían hueco y me dieron cita para una hora más tarde. Cuando regresé salió a atenderme un señora mayor en edad, volumen y peso, nada que ver con la chica que hacía una hora se había metido a prepararse con los trajes regionales. Esta debía ser su madre o su abuela y parecía luchadora de sumo. Ahora entiendo los cálculos mentales de la chica de recepción, estaba calculando mi volumen corporal para asignarme una profesional que pudiera conmigo, y sólo encontraron a aquella señora. Ahí ya empecé a sospechar que el masaje no era como yo pensaba pero bueno, la idea era conocer el verdadero masaje tailandés. La señora no llevaba trajes regionales, más bien un conjunto de pantalón y camisa de tela de saco, como si fuera una expresidiaria. Vestida de esta guisa me guió por un pasillo oscuro y sinuoso desde el que se accedía a los distintos compartimentos de masaje. Al llegar al mío descorrió la cortina  de acceso y no vi nada, aquello estaba más oscuro que el pasillo. Me dijo algo que no entendí y se fue. Yo supuse que me tenía que desnudar así que venía preparado con unos calzoncillos de marca (de imitación, comprados el día anterior en el mismo Bangkok) para no dar mala impresión, aunque vista la luz que había allí bien me podría haber llevado los de marca blanca de Carrefour. Al poco rato entró la señora mayor y al verme en paños menores se escandalizó y me señaló al suelo, donde tras subir un poco la luz pude ver un pantalón y una camisa de la misma tela que tenía la señora, a los pies de una especie de futón que había allí tendido. Me ayudó a ponerme la ropa y me tumbé en el futón a la espera conocer el verdadero masaje tailandés.  Ahí empezó la tortura: te pones boca abajo y la señora empieza a clavarte el codo entre las costillas, apretando desde la columna hacia fuera. La tía tenía una fuerza descomunal, no tenía dedos sino alicates y te machacaba cada músculo de tu cuerpo, esmerándose especialmente en el cuello. A veces cesaba la tortura y te hacía estiramientos y masajes más amenos pero luego volvía a agredirte cuando menos te lo esperabas. Cuando llegó la hora del estiramiento de cuello creí que me quedaba allí... qué bruta la tía!!
a los 5 minutos ya estaba muerto y había pagado por una hora!!!
Cuando acabó todo comprendí que aquello sería una experiencia inolvidable, y de hecho ha dado pié a esta publicación...

Meses más tarde, ya de vuelta en España, al revisar el correo spam que me suele llegar encontré entre las promociones de "Oportunista" un descuento de un 50 % en un centro de masajes cerca de casa, junto al Palacio de Hielo. Y tras la experiencia de Tailandia, me apetecía un masaje nacional, para compensar, así que reservé hora para un viernes por la tarde, después del curro.

Cuando llegué me preguntaron si quería masaje relajante o descontracturante, que ambos estaban en la promoción. Relajante por supuesto, que me apetecía volver a asociar el concepto de masaje con algo agradable. Esta vez sí te daban el masaje en ropa interior, porque aplicaban aceite con el masaje y allí estaba en la gloria, hasta que la chica empezó a comentar las contracturas que me encontraba: uy, qué tienes en la espalda? QUÉEE?? QUÉ TENGO?? QUÉ TENGO??? no lo notas? EL QUÉ??  esto , clack! QUÉ ES ESO?? eso es una contractura, y aquí tienes otra en mitad de la columna.. clack! AY! pero eso no es un hueso? yo pensé que no tenía nada... Tras ponerme nervioso siguió masajeando las pantorrillas, qué gusto por dios!! hasta que volvió a hablar: tienes una bola en la pantorrilla derecha.. QUÉ??? pero si yo no noto nada!! sí, mira, clack! AYYY... vale, te creo, pero te recuerdo que me estás dando un masaje relajante.


Vale, vale, pues igual deberías coger un bono que tenemos en promoción y venir a darte masajes descontracturantes con regularidad... 


Me dió la impresión que el masaje acabó antes de tiempo, pero como era una promoción de Oportunista que ya estaba al 50% no quise discutir y me marché un poco preocupado por las contracturas que tenía sin yo saberlo, ni notarlas.

Meses más tarde, volví a encontrar una promoción en el mismo centro de masajes y aproveché para encargar uno descontracturante.  Al llegar me atendió la misma chica. Hola, te acuerdas de mí? ... pues el caso es que tu nombre me suena, por el cantante, José Manuel Soto. Ah, ok, sí, es mi primo. Ah si? No, pero quería ver la cara que has puesto, jejeje... Bueno, el caso es que estuve hace unos meses por aquí y al darme un masaje relajante me encontraste varias contracturas. Ah sí, ya me acuerdo. Pues ahora vengo a que me las quites. Ok, entra en la sala y ahora vengo, que voy a por mi ventosa. ¿Tu qué?? Tu entra y ahora vengo. El masaje realmente era totalmente diferente al primero. Y se parecía sospechosamente al tailandés, pero esta vez con instrumentos de tortura: su "ventosa" servía para hacer vacío en la piel y despegarla un poco del cuerpo. Era una sensación rara pero apenas molesta, así que la dejé hacer. Luego desapareció hablando algo de un martillo.. MARTILLO?? PARA QUÉ???  en seguida lo supe, empezó a darme golpecitos con un martillo que no llegué a ver, pero imagino que sería como el que se utiliza en cocina para ablandar los filetes. Daba golpes a ambos lados de la columna vertebral, de arriba a abajo. Luego empezó con el cuello, donde se esmeró igual que la tailandesa. Me dejó destrozado, pero pensaba que era una molestia pasajera y necesaria para quitar las contracturas. Cuando acabó la tortura, la chica empezó a darme consejos de estiramientos para evitar que volvieran a salir las contracturas, y en especial insistió en abrazar el árbol. ¿Eso no es cuando estás pedo? No, es un ejercicio de estiramiento de gemelos muy recomendable para los corredores sobre todo. Ah, ok, tomo nota. Cuando estaba ya saliendo del centro, la chica me dijo: no se te ocurra tomar un ibuprofeno ahora eh? Y por qué iba a tomar yo eso? Ah, por nada... si no tienes molestias mejor. Antes de salir, pregunté en recepción cómo se llamaba la chica: Mariela.

De eso hace ya tiempo, y aunque sigo viendo ofertas de ese centro en "Oportunista" no me atrevo a volver por allí, auque Mariela era muy maja y se la veía profesional.

Y no, el abrazo al árbol no lo practico porque me da vergüenza hacerlo en el parque, parece que estoy haciendo otras cosas, así que prefiero abrazar farolas! que las tengo más a mano y no, si me veis abrazando una farola no estoy borracho, estoy estirando los gemelos!



El retorno

He vuelto!!

a ver cuánto tiempo pasa ahora entre publicación y publicación...

Hace 9 años abrí este blog sin tener muy claro lo que estaba haciendo y efectivamente al poco tiempo me cansé y lo tuve abandonado unos años por falta de inspiración / motivación?. Revisando las entradas puedo comprobar ahora que faltaron 4 años para que me animara a publicar de nuevo algún que otro post y otros 5 años más para que me entraran ganas de escribir y buscar en el baúl de los recuerdos la clave de acceso al blog. Menos mal que ahí estaba google para abrirme las puertas de todo :p

¿De qué voy a escribir ahora? tonterías que se me pasen por la cabeza, experiencias religiosas, anécdotas curiosas que me pasen o meras invenciones de esta mente perturbada que tengo.

Iré subiendo textos que publiqué en Facebook para ver qué aspecto va tomando el blog a ver si me convence y empezaré a escribir aquí ya mis futuros delirios mentales.

that´s all folks!!